jueves, 22 de octubre de 2015

Amapolas





                 
                  
                     
                                   


Quizás fuera la niebla
quien arrastrara el deseo,
y solo dejara
una insulsa figura
 encadenada a un muro
revestido de amapolas,
trenzadas por pájaros
obtenidos de las escamas…
y hojas en blanco,
donde el viento dictaba
baladas trabadas,
que el alma descifraba
asistida por la opacidad
de un breve susurro,
oculto en la noche,
quien gruñía
esperando que la ilusión
  emergiera como lluvia exiliada…

© Propiedad Intelectual. Charlotte Bennet.

          I Llámalo pasión. Llámalo deseo… Pero en mi ya no nace Dibujar   un sol embriagador Allá donde sólo hay nubes negras. ...